Yo contemplo y disfruto.
Disfruto mientras contemplo
y el momento se vuelve mio,
poco a poco lo acojo al pecho.
En silencio trazo la forma de la imagen que me ha robado el aliento
y la sencillez me sorprende tanto que no parpadeo para no perderlo.
En una ciudad donde las cosas se escapan en la nada
hay que andar con los ojos bien abiertos
porque dentro de la mugre la flor nace,
reluciente y brillante dando aire a brazos viejos.
¿Y quién se dobla a recogerla?
El que quiere descanso en sus adentros
y se atreve a ponerla en su oreja para rociar los pensamientos.
Busco la tierra mojada
pero dentro del cemento que me aplasta no la encuentro
y miro las nubes, las nubes me miras
y ya el sol se les adelanto en el trayecto.
El que busca encuentra y recargo mi vida recostada de una hoja flotante en el viento.